19 febrero 2013

Buscando trabajo en EEUU: Zappos III

Ésta es la tercera y última entrada sobre mi experiencia entrevistando con Zappos, aquí encontrarás la primera y la segunda.

Tras una muy buena comida en un restaurante cercano a las oficinas de Zappos en Henderson, Nevada, me llevaron de vuelta a la misma sala donde había tenido las dos primeras entrevistas para concluir la segunda mitad del proceso. En mi tercera entrevista me sentí mucho más relajado, puesto que había tenido la oportunidad de charlar con la pareja de entrevistadores durante la comida (aunque no tenía ni idea de que iban a ser mis próximos entrevistadores) y, además, había pasado satisfactoriamente la primera mitad de entrevistas. Aunque no me sentía especialmente orgulloso de mi rendimiento hasta entonces, como me habían dicho que si metía la pata en una entrevista me mandarían a casa, ¡llegar a la penúltima entrevista era muy buena señal! A pesar de estar menos nervioso, no pude evitar sentir un nudo en el estómago cuando me dijeron que la tercera entrevista consistiría en... ¡la resolución de acertijos! Compañías como Microsoft y Google tienen prohibido por norma general preguntar acertijos a los candidatos, pero parece ser una parte fundamental en el proceso de selección en Zappos.


Desgraciadamente, no me sabía ninguno de los acertijos que me preguntaron así que no tuve más remedio que resolverlos "a las malas". El primer acertijo estaba relacionado con teoría de juegos aplicada a 5 jugadores, y lo describí con más detalle en esta entrada. Aunque me pilló de sorpresa al principio, no me costó mucho empezar a razonar adecuadamente y me iba acercando a la solución mientras pensaba en voz alta e ilustraba mi razonamiento con garabatos en la pizarra. Al parecer, a uno de los entrevistadores no le gustaba mi manera de razonar e intentaba darme falsas pistas y hacerme dudar de mi lógica. Cuando llegué a la solución correcta en menos de 15 minutos, y después de preguntarme media docena de veces si estaba seguro de mi razonamiento, admitió que a él le costó mucho más llegar a la solución cuando le entrevistaron unos años antes. Como teníamos algo más de 40 minutos para esa entrevista y había resuelto el acertijo en mucho menos tiempo del esperado, decidieron preguntarme un segundo acertijo. ¡Qué suerte la mía!

El otro entrevistador, una chica bastante joven, aunque era indudablemente inteligente (tenía un máster en biología computacional y a medio camino del doctorado decidió dejarlo todo para dedicarse a programar en perl) se explicaba bastante mal. Tras varios intentos fallidos, el primer entrevistador perdió la paciencia y decidió explicarme el segundo acertijo por sí mismo. Esta vez, aunque también estaba relacionado con la teoría de juegos, sólo tenía 2 jugadores por lo que era bastante más sencillo y tuve aún menos problemas para llegar a la solución (ignorar las "pistas" del primer entrevistador y dirigir mis preguntas aclaratorias a la segunda también ayudó bastante). Si tienes curiosidad, y perdón de antebraso por la parrafada introductoria, aquí puedes leer con detalle el segundo acertijo. Al final, puesto que el ambiente de la entrevista era muy relajado y ellos ya no tenían más preguntas para mí, les enseñé un acertijo que había oído años antes también relacionado con la teoría de juegos. Entonces hablamos un rato sobre teoría de juegos en general, después de coches, y después del tiempo.

¡Había llegado a mi última entrevista! Mi última pareja de entrevistadores era de recursos humanos y, gracias a Dios, no sería una entrevista de carácter técnico. Después de las típicas preguntas sobre cómo me había ido el día, qué me había gustado y qué no, etc., procedieron a bombardearme con las preguntas estándar de departamento de recursos humanos. Entre pregunta y pregunta, no me daba tiempo ni a respirar, pero ellos no levantaban la vista de sus respectivos portátiles ni para dejar de leer descaradamente las preguntas de la inmensa lista que tenían, ni para dejar de escribir un segundo para mirarme a la cara mientras les respondía. Mientras uno de ellos tecleaba a toda pastilla mientras yo hablaba, el otro buscaba la siguiente pregunta para disparar en cuando tomase un solo segundo para coger aire. A decir verdad, hubiese sido más eficiente hacerme rellenar un formulario con las muchísimas preguntas que me hicieron en vez de perder una hora de mi tiempo y hacerme pasar un mal trago. Me pareció una entrevista muy poco humana (¿lo pilláis? recursos humanos, tratamiento humano...) y la interacción entre los entrevistadores y el entrevistado brillaba por su ausencia. A mi parecer, respondí todas las preguntas adecuadamente excepto una de las últimas, cuando querían saber cuánto tardaría en aceptar una oferta, en caso de haberla. Yo, como tenía una entrevista pendiente con Amazon de la hablaré más adelante, les dije que necesitaría unas semanas para pensarlo, a lo que se mostraron muy sorprendidos y diría que casi incluso estaban ofendidos. Sólo me habían dado un rango más bien amplio del posible salario, y yo tenía una idea un tanto básica de cómo sería trabajar allí (ambiente, refrescos gratis, 40% de descuento en su tienda...), así que me pareció una muestra de soberbia por su parte que se esperasen que aceptara una oferta inmediatamente de la que no conocía casi ningún detalle. Me dijeron que me contactarían en 3 ó 4 días y su servicio de transporte me llevó al aeropuerto de vuelta a Ohio.

Después de semana y media sin oír nada de ellos, les mandé un correo para preguntarles si había ocurrido algo pero me dijeron que todavía se lo estaban pensando. Yo creo que, aunque no querían descartarme como candidato, tampoco estaban seguros de si debían hacerme una oferta. Evidentemente, no le compran billetes de avión a todos los candidatos, sólo al más adecuado y a lo mejor a un segundo. A mi parecer, como no les convencí del todo, estaban esperando a que un segundo candidato fuese a la entrevista para decidirse. Muy a mi pesar, casi dos semanas después de mi último intercambio de correos con ellos, me dijeron que no les parecía un candidato adecuado para la posición y así terminó mi aventura con Zappos.

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