12 marzo 2013

Buscando Trabajo en EEUU: Amazon I

Ésta es la primera entrada de una nueva serie relatando mi experiencia entrevistando con Amazon, el gigante del comercio electrónico. Anteriormente he escrito sobre mi experiencia con Zappos, una ramificación semi-independiente de Amazon dedicada exclusivamente a ropa y calzado, en este blog puedes leer la primera, segunda y tercera parte de mi aventura con la empresa basada en Las Vegas.

Poco después de que me contactase Zappos para concertar una entrevista telefónica, tenía el autoestima por las nubes. Pensé que, si me llamaban desde una de las empresas mejor valoradas por los empleados en todo el mundo, ¡podrían llamarme desde cualquier otra empresa! Cabe mencionar que, con la angustiosa sensación de fracaso e insuficiencia que me viene a la mente cuando soy rechazado para lo que sea, el sólo mirar las ofertas de empleo en Amazon fue un acto de valor por mi parte. La razón por la que me decidí por mirar en Amazon fue porque un día, al entrar en su página (debo admitir que compro en Amazon muy habitualmente), me saltó una carta escrita por el CEO declarando lo mucho que miman a sus empleados y todos los beneficios y oportunidades que les dan. Si no hubiese leído con más detenimiento, habría ignorado completamente cualquier reclamo por parte de la empresa relacionado con su trato a los empleados. Pero mi falta de confianza tiene una explicación racional; hace casi año y medio (Ocubre de 2011) un ex-empleado de Amazon cometió un gazapo MONUMENTAL. Steve Yegge, ingeniero de software en Google desde 2005 hasta la fecha, hizo público un post (cuya lectura encarecidamente recomiendo) en la entonces casi nueva red social Google+ que, se supone, iba dirigido sólo a otros empleados de Google. El tema no habría llegado a más si no fuese porque el pobre Steve debía de estar escribiendo con un cuchillo entre los dientes y no dejó a títere con cabeza. Entre otras perlas, acusaba la carencia de una mente visionaria como la de Steve Jobs en Google y se refería el CEO de Amazon, Jeff Bezos, como al "temible pirata Bezos", además de no dejar ninguna duda de lo inestable y estresante que es ser empleado del gigante del comercio electrónico.

Steve Yegge escribiendo sobre Amazon. También es aplicable al comentarista medio de Menéame.

Lo que me quedó claro después de leer semejante obra de arte es que trabajar en Amazon debe ser cosa fina. Entonces, ¿por qué decidí buscar trabajo allí de todas maneras? Para empezar, es una empresa con mucho nombre. Si trabajar allí realmente es tan malo, tengo la posibilidad de ir prácticamente a cualquier otra empresa después de marcharme. De hecho, hay una grandísima cantidad de empleados que trabajan en Amazon sólo durante unos 4 ó 5 años hasta que acaban quemados de tan acelerado ritmo de trabajo y se van a trabajar a otras empresas. Otro importante punto a favor estaba en la carta que mencioné antes, que aseguraba que cualquier empleado tenía la posibilidad continuar su formación académica e incluso sacarse un máster en cualquier área, estuviese o no relacionado con su puesto de trabajo, todo pagado por la empresa. Aunque esa ya es una razón de peso por sí misma, me hizo pensar que la cultura de Amazon podría ser más beneficiosa de lo que me había parecido al principio. Armado de valor, me puse a mirar las ofertas de empleo para estudiantes y recién graduados y me llevé una muy agradable sorpresa al leer el perfil que buscaban. Resulta que una de las habilidades que valoran bastante es el conocimiento en optimización matemática, y ponen como ejemplo la programación lineal. Dije que me llevé una agradable sorpresa porque la casualidad quiso que uno de mis proyectos de fin de carrera fuese precisamente sobre programación lineal aplicada a determinados algoritmos relacionados con geometría computacional, ¡bingo! Con muchas esperanzas, rellené los formularios y les envié mi currículo.

Poco después de mi primera entrevista telefónica con Zappos, los de recursos humanos de Amazon me mandaron un correo para decirme que ellos también estaban interesados en una entrevista por teléfono. A decir verdad, mi ego había crecido demasiado pero yo estaba muy contento de tener la oportunidad de entrevistar con una empresa tal calibre. Aunque les dije que estaba completamente libre para cualquier día excepto para mi entrevista con Zappos, deben tener tal cantidad de solicitudes que me no me dieron cita hasta dos semanas más tarde (la cifra es muy posiblemente varias decenas de miles de solicitudes cada semana). Por su tamaño, en Amazon se permiten aceptar currículos para puestos sin determinar. Ellos simplemente buscan a gente que les parezca lo suficientemente buena hagan lo que hagan, y después ya les encontrarán alguna vacante dentro de la empresa. Entonces, cuando yo les envié mi currículo, ellos lo miraron y decidieron que sería un buen candidato para su equipo de desarrollo de software especializado en almacenes, aunque yo todavía no lo sabía.

Son muchos los que recomiendan vestirs ropa formal. Licencia CC Wikimedia Commons

El momento había llegado, y yo esperaba impaciente la llamada de Amazon... una vez más. Debo reconocer que mi estupidez fue de una magnitud considerable cuando pensé que mi entrevista era una semana antes de la verdadera fecha, pero llegó a un nivel nunca antes alcanzado cuando, una semana más tarde, estaba esperando la llamada ¡6 horas antes de lo previsto! Mi malinterpretación del funcionamiento básico de las franjas horarias fueron la causa de tal despropósito, menos mal que a la tercera va la vencida. Según descolgué el teléfono, incluso antes de presentarse, mi entrevistador se disculpó por haber llamado 1 minuto tarde (sin comentarios) y la entrevista comenzó como las demás: quién soy, qué hago, cómo funciona nuestra empresa, etc. Me explicó que su equipo estaba a cargo de desarrollar software para los dispositivos portátiles usados por los que empaquetan los productos en los almacenes. Al parecer sus almacenes son tan grandes que, en vez de andar buscando "a ciegas", meten un determinado producto en el software y el aparato les da indicaciones de la localización física del producto en el almacén. Me pareció particularmente interesante que, siendo ellos un fabricante de hardware con su familia de productos Kindle, el software era desarrollado para un modelo "anticuado" de PDA (en palabras del entrevistador) fabricado por Motorola cuyo sistema operativo era Windows CE. Pero eso no es todo, la aplicación en cuestión ni siquiera funcionaba en Windows de forma nativa, sino que era una aplicación web desarrollada específicamente para trabajar en una versión determinada de Internet Explorer.

Después de contarme semejante historia de terror, comenzaron las preguntas: quién eres, qué has hecho con la tecnología X o Y (muy habitual que te pregunten sobre cosas que tengas en tu currículo, así que nunca mientas), háblame de alguno de tus proyectos... Y entonces me hizo un par de preguntas muy básicas sobre conceptos fundamentales, por ejemplo: ¿qué es polimorfismo? Durante la entrevista yo, previsiblemente, tenía el ordenador delante mío, y me di cuenta de un nuevo correo entrante con mi entrevistador como remitente, así que me temí lo peor. Una o dos preguntas más tarde, dijo algo así como "te he enviado un link a una página para que me escribas algo de código mientras charlamos...", y fue en ese momento cuando empecé a sentir el miedo. Intenté mantener la calma pensando que no podría preguntarme nada excesivamente complejo, puesto que teníamos poco tiempo y era una entrevista telefónica (en su defensa, los de RRHH me advirtieron de que la entrevista sería de carácter técnico). Se me cayó el alma al suelo cuando abrí el link y me dijo "quiero que escribas una clase que implemente una tabla hash". ¿Una tabla hash? ¿Y eso qué es lo que es? No había hecho nada con tablas hash en toda mi carrera y ni me sonaban de mi asignatura de estructuras de datos, mucho más enfocada en árboles y grafos.

Por desgracia, esta entrada se ha alargado demasiado y tendré que escribir sobre el resto de la entrevista en la siguiente parte de esta serie.

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